Introducción
Hoy en día existe un gran auge y presencia de las marcas de distribuidor, varias razones han sido el origen de dichas marcas, tal como la crisis económica, el cambio de las actitudes y hábitos de compra de los consumidores, aunado a eso, se encuentran las buenas relaciones entre los fabricantes y distribuidores, y por último el incremento de poder en los canales comerciales a favor de los distribuidores.
Como consecuencia de la subida en los precios, los consumidores sufren cada vez más dificultades a la hora de realizar sus compras, razón por la que buscan diferentes alternativas con el fin de reducir gastos, una de estas alternativas consiste en la adquisición de las llamadas marcas blancas o de distribuidor.
Las marcas de distribuidor son las que han sido fabricadas por un determinado industrial y son ofrecidas al consumidor bajo el nombre o marca de la empresa distribuidora y no con el de la compañía que realmente los ha elaborado. En la actualidad la mayoría de hipermercados o supermercados cuenta con este tipo de productos.
Existen una infinidad de empresas que fabrican productos para grandes superficies y que, por tanto, se venden bajo marcas de distribuidor. Las buenas relaciones entre los fabricantes y distribuidores han favorecido un crecimiento en el mercado, el objetivo principal que los une para incorporar su marca en los lineales, es la rentabilidad, es decir, mayor rendimiento financiero; aunado a eso también se encuentra la fidelización de la clientela, el poder del mercado mediante el control de la oferta, diferenciación y notoriedad.
Hoy en día existe un gran auge y presencia de las marcas de distribuidor, varias razones han sido el origen de dichas marcas, tal como la crisis económica, el cambio de las actitudes y hábitos de compra de los consumidores, aunado a eso, se encuentran las buenas relaciones entre los fabricantes y distribuidores, y por último el incremento de poder en los canales comerciales a favor de los distribuidores.
Como consecuencia de la subida en los precios, los consumidores sufren cada vez más dificultades a la hora de realizar sus compras, razón por la que buscan diferentes alternativas con el fin de reducir gastos, una de estas alternativas consiste en la adquisición de las llamadas marcas blancas o de distribuidor.
Las marcas de distribuidor son las que han sido fabricadas por un determinado industrial y son ofrecidas al consumidor bajo el nombre o marca de la empresa distribuidora y no con el de la compañía que realmente los ha elaborado. En la actualidad la mayoría de hipermercados o supermercados cuenta con este tipo de productos.
Existen una infinidad de empresas que fabrican productos para grandes superficies y que, por tanto, se venden bajo marcas de distribuidor. Las buenas relaciones entre los fabricantes y distribuidores han favorecido un crecimiento en el mercado, el objetivo principal que los une para incorporar su marca en los lineales, es la rentabilidad, es decir, mayor rendimiento financiero; aunado a eso también se encuentra la fidelización de la clientela, el poder del mercado mediante el control de la oferta, diferenciación y notoriedad.
Ideas centrales
En los últimos años hemos sido testigos del crecimiento desmesurado de las marcas de distribuidor, prueba de ello, es que las podemos encontrar en cualquier supermercado, hipermercado, farmacias, tiendas de descuento, entre otros; la principal razón que las originó se encuentra en la recesión económica, la cual generó que las personas ya no pudieran adquirir los productos de la canasta básica al mismo precio, pues al encarecer un producto, este pierde demanda y como consecuencia los fabricantes disminuyen su producción. Es por esta importantísima razón que hoy en día contamos con un sinfín de marcas de distribuidor a un precio y calidad justo.
Pero ¿Qué es la marca de distribuidor? La marca de distribuidor (también conocida como marca blanca) se denomina a aquellos productos que las grandes cadenas de supermercados venden bajo marca propia. Es decir, compran los productos a terceros (a veces incluso los mismos fabricantes con los que competirán después en el lineal) pero los venden bajo su propia marca.
Para el consumidor, este tipo de marcas representan la elección y la oportunidad de adquirir con regularidad productos de calidad a precios más económicos en comparación a las marcas de fabricante. Sus artículos disponen de los mismos ingredientes que el de los fabricantes. El nombre o símbolo del minorista aparece en el envase, por lo que el consumidor tiene la certeza de que el producto cumple con la normativa y especificaciones de calidad del minorista.
Las buenas relaciones entre los fabricantes y distribuidores han favorecido un crecimiento en el mercado, si bien a pesar de la aparente buena relación, existen diversas razones para que un fabricante decida producir para un distribuidor, las principales son: Capacidad de producción ociosa, afianzar la cooperación, estrategia (si no hacen, otro competidor lo hará), una forma de controlar la marca de distribución, rentabilidad satisfactoria de los productos y amenaza de exclusión de los lineales.
El objetivo principal que tiene el fabricante con el distribuidor para incorporar su marca en los lineales, es la rentabilidad, es decir, mayor rendimiento financiero; aunado a eso también se encuentra la fidelización de la clientela, el poder del mercado mediante el control de la oferta, diferenciación y notoriedad.
Pero la verdadera razón que orilla a los fabricantes a producir para los distribuidores es la existencia de la capacidad de producción ociosa (introducir economías de escala en las distintas fases de la cadena de valor), es decir, la búsqueda de un volumen adicional, lo cual les permite acceder a mayores economías de escala y por lo tanto costes unitarios de producción menores.
En cuanto a la duración de la relación entre un fabricante y un distribuidor es larga y duradera, pues entre más años tengan de relación, permite que ambos desarrollen políticas de colaboración en los términos de realización de las marcas de distribuidor y relativo a la generación de valor final para el consumidor.
La dependencia entre la alianza que se da entre el fabricante y distribuidor, es relativo a la posesión y ejercicio de poder por parte de los miembros pertenecientes al canal de distribución, además del valor de las asistencias (mejor servicio), calidad del producto y del volumen de ventas, entre más se incrementen estos factores, mayor será la dependencia de uno y otro.
A su vez los fabricantes tienen que pensar en las marcas de distribuidor de manera diferente a como lo hacen con el resto de competidores. Los minoristas que las utilizaron son al mismo tiempo competidores y clientes. Cuando las empresas fabricantes conquistan cuota de mercado de otro productor, existen muy pocas implicaciones de carácter financiero para el distribuidor. Sin embargo, cuando las ventas se producen en detrimento de las marcas de distribuidor, el fabricante ha de pensar no solo en el distribuidor como competidor, sino también en el distribuidor como cliente.
En definitiva, el desarrollo de las marcas de distribuidor por parte de estos tiene su fundamento en una doble motivación, por un lado, disminuir la incertidumbre de los mercados, asegurando la fidelización de la clientela mediante la captación de mercados cautivos, a través de la segmentación de la demanda. Por otro en la creación de una imagen de marca que sea aceptada por el consumidor y que sea susceptible de ser trasladada espacial y temporalmente.
Consideraciones personales
Las marcas de distribuidor desempeñan actualmente un papel fundamental en la configuración de las relaciones entre fabricantes y distribuidores. El mantenimiento de relaciones más prolongadas en el tiempo, y por lo tanto más estables, con los distribuidores, crea las condiciones favorables para que se produzca una cooperación entre productores y distribuidores en el ámbito de las marcas de distribuidor.
Los fabricantes de marca de distribuidor como aquellos que no la realizan, muestran un grado de dependencia similar respecto al distribuidor y por consiguiente no existe diferencia en la dependencia del fabricante respecto al distribuidor, en lo que respecta a la fabricación o no de marca de distribuidor.
La innovación de los productos por parte de los fabricantes como la diferenciación de sus marcas se decantan como las mejores estrategias de defensa frente a las marcas de distribuidor. Sin embargo, la dificultad por establecer niveles de calidad percibida diferenciada por parte de los fabricantes y la comparación a través de los precios por parte de los consumidores de las marcas de distribuidor, hace de la estrategia de la innovación la más indicada para escapar de la trampa de mimetismo de calidad.
En los últimos años hemos sido testigos del crecimiento desmesurado de las marcas de distribuidor, prueba de ello, es que las podemos encontrar en cualquier supermercado, hipermercado, farmacias, tiendas de descuento, entre otros; la principal razón que las originó se encuentra en la recesión económica, la cual generó que las personas ya no pudieran adquirir los productos de la canasta básica al mismo precio, pues al encarecer un producto, este pierde demanda y como consecuencia los fabricantes disminuyen su producción. Es por esta importantísima razón que hoy en día contamos con un sinfín de marcas de distribuidor a un precio y calidad justo.
Pero ¿Qué es la marca de distribuidor? La marca de distribuidor (también conocida como marca blanca) se denomina a aquellos productos que las grandes cadenas de supermercados venden bajo marca propia. Es decir, compran los productos a terceros (a veces incluso los mismos fabricantes con los que competirán después en el lineal) pero los venden bajo su propia marca.
Para el consumidor, este tipo de marcas representan la elección y la oportunidad de adquirir con regularidad productos de calidad a precios más económicos en comparación a las marcas de fabricante. Sus artículos disponen de los mismos ingredientes que el de los fabricantes. El nombre o símbolo del minorista aparece en el envase, por lo que el consumidor tiene la certeza de que el producto cumple con la normativa y especificaciones de calidad del minorista.
Las buenas relaciones entre los fabricantes y distribuidores han favorecido un crecimiento en el mercado, si bien a pesar de la aparente buena relación, existen diversas razones para que un fabricante decida producir para un distribuidor, las principales son: Capacidad de producción ociosa, afianzar la cooperación, estrategia (si no hacen, otro competidor lo hará), una forma de controlar la marca de distribución, rentabilidad satisfactoria de los productos y amenaza de exclusión de los lineales.
El objetivo principal que tiene el fabricante con el distribuidor para incorporar su marca en los lineales, es la rentabilidad, es decir, mayor rendimiento financiero; aunado a eso también se encuentra la fidelización de la clientela, el poder del mercado mediante el control de la oferta, diferenciación y notoriedad.
Pero la verdadera razón que orilla a los fabricantes a producir para los distribuidores es la existencia de la capacidad de producción ociosa (introducir economías de escala en las distintas fases de la cadena de valor), es decir, la búsqueda de un volumen adicional, lo cual les permite acceder a mayores economías de escala y por lo tanto costes unitarios de producción menores.
En cuanto a la duración de la relación entre un fabricante y un distribuidor es larga y duradera, pues entre más años tengan de relación, permite que ambos desarrollen políticas de colaboración en los términos de realización de las marcas de distribuidor y relativo a la generación de valor final para el consumidor.
La dependencia entre la alianza que se da entre el fabricante y distribuidor, es relativo a la posesión y ejercicio de poder por parte de los miembros pertenecientes al canal de distribución, además del valor de las asistencias (mejor servicio), calidad del producto y del volumen de ventas, entre más se incrementen estos factores, mayor será la dependencia de uno y otro.
A su vez los fabricantes tienen que pensar en las marcas de distribuidor de manera diferente a como lo hacen con el resto de competidores. Los minoristas que las utilizaron son al mismo tiempo competidores y clientes. Cuando las empresas fabricantes conquistan cuota de mercado de otro productor, existen muy pocas implicaciones de carácter financiero para el distribuidor. Sin embargo, cuando las ventas se producen en detrimento de las marcas de distribuidor, el fabricante ha de pensar no solo en el distribuidor como competidor, sino también en el distribuidor como cliente.
En definitiva, el desarrollo de las marcas de distribuidor por parte de estos tiene su fundamento en una doble motivación, por un lado, disminuir la incertidumbre de los mercados, asegurando la fidelización de la clientela mediante la captación de mercados cautivos, a través de la segmentación de la demanda. Por otro en la creación de una imagen de marca que sea aceptada por el consumidor y que sea susceptible de ser trasladada espacial y temporalmente.
Consideraciones personales
Las marcas de distribuidor desempeñan actualmente un papel fundamental en la configuración de las relaciones entre fabricantes y distribuidores. El mantenimiento de relaciones más prolongadas en el tiempo, y por lo tanto más estables, con los distribuidores, crea las condiciones favorables para que se produzca una cooperación entre productores y distribuidores en el ámbito de las marcas de distribuidor.
Los fabricantes de marca de distribuidor como aquellos que no la realizan, muestran un grado de dependencia similar respecto al distribuidor y por consiguiente no existe diferencia en la dependencia del fabricante respecto al distribuidor, en lo que respecta a la fabricación o no de marca de distribuidor.
La innovación de los productos por parte de los fabricantes como la diferenciación de sus marcas se decantan como las mejores estrategias de defensa frente a las marcas de distribuidor. Sin embargo, la dificultad por establecer niveles de calidad percibida diferenciada por parte de los fabricantes y la comparación a través de los precios por parte de los consumidores de las marcas de distribuidor, hace de la estrategia de la innovación la más indicada para escapar de la trampa de mimetismo de calidad.